
El capullo de una rosa blanca solitaria, acariciada por el viento. El viento se detiene y la rosa empieza a abrirse lentamente
Una abeja se posa sobre ella, de nuevo la brisa acaricia dulcemente y ella muestra toda su plenitud, abriendo todos y cada uno de sus pétalos.
A lo lejos un camino en la noche, bajo un cielo claro, que conduce hasta una casa. Tan solo hay luz en una ventana. Una luz tenue, casi imperceptible.
Dos cuerpos desnudos sobre un lecho. Brazos que abrazan, piernas que se cruzan entre ellas, manos que acarician cuerpos desnudos, miradas fugaces, besos que parecen, el último aliento de vida.
Inquietud
Deseo
Anhelos
Respiración entre cortada, casi inexistente
Gotas de sudor resbalando por la espalda
Latidos acelerados
Bocas que se buscan
Todo con un mismo fin...
Compartir cuerpo y alma, para al fin abandonarse, dejarse llevar y llegar a lo más próximo, de perder el sentido de la realidad.
¿Y el tiempo?
Faltará tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario